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b) Produciendo solo síntomas, en principio inespecíficos (cefalea,
problemas digestivos, palpitaciones, pérdida de peso, desinterés sexual,
insomnio, etc.), que tras ser explorados se comprueba corresponden a la
angustia culpópata proyectada en esas diversas manifestaciones
sintomáticas. En este caso el paciente expresa la culpa reprimida (que no se
atreve a reconocer por miedo al rechazo social) a través generalmente de
un síntoma, pero quizá también por medio de un sueño reiterado, un acto
fallido o un lapsus.
7. ORÍGENES DE LA CULPA
La culpa comienza muy pronto en la filogénesis humana. Tal vez en los
primeros tiempos aparezca asociada a la interpretación mágica de fenómenos
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inexplicables como la muerte , o a la valoración de un error o de una negligencia
que de haberse previsto hubiera podido evitarse en sus consecuencias. Se
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producen dos elementos: un error, pérdida, falta o carencia por lo que uno se
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siente culpable , y una acusación dirigida contra el yo .
En un momento evolutivo posterior, el sentimiento de culpa es
estructuralmente constitutivo en la formación de las sociedades humanas. Así lo
entiende Freud en su célebre texto Tótem y tabú (1913) donde relata que tras
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haber matado y comido al padre de la horda primitiva, sus hijos por una parte
satisfacieron su odio, pero, por otra, se identificaron con el padre muerto
idealizándolo. La ambivalencia y coexistencia del amor/odio les llevó a un
sentimiento de culpa. Se articularon así las tres primeras prohibiciones que
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fundamentan la cultura : la prohibición del parricidio, la del incesto, y la del
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canibalismo .
86 “La muerte de seres amados y odiados. De este conflicto sentimental fue del que nació la Psicología”. Freud
(1915). Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte. Madrid: Ed. Alianza, p. 122.
87 Que se da siempre en la culpa del duelo. Vid. Freud (1917) Duelo y melancolía.
88 Consistente en el objeto de la culpa. El objeto de la culpa (error, conducta o decisión indebida y culpabilizadora)
se subjetiviza por la apreciación (recreación) deformante y obsesiva que del mismo realiza la propia persona.
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Sujeto sobre el que recae la culpa. Por lo expuesto, como se ha señalado, la culpa
es posible que se base en una norma (culpa normativa).
90 La paleontología actual ha demostrado que pertenecemos a una especie que durante miles de años practicaba el
canibalismo, no por razones rituales sino puramente gastronómicas.
91 La cultura tiene unos estructurantes constitutivos previos que son: (1º) el Poder normativo, que define lo
prohibido, lo permitido, lo normal y lo anormal (heterodoxia, psicopatología); (2º) el sometimiento a un orden
prefijado, que se articula sobre la educación, la sugestión y la coacción; (3º) la culpa, elemento a dilucidar frente a la
locura, y el delito. Una vez establecidas estas “reglas del juego” por quien tiene el Poder, emergerán las
manifestaciones culturales clásicas (escritura, técnica, arte, etc.) en función de los apriorismos estructurantes, o, a
veces, contra ellos (dicotomía confrontación/conformismo).
92 Freud sostiene que aunque sobre estas tres prohibiciones se construye la cultura, exclusivamente el canibalismo
es unánimemente condenado, pues “en cuanto a los deseos incestuosos, todavía podemos registrar su intensidad
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