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TOXICIDAD DEL ALUMINIO Y TALIO
El aluminio, es muy abundante en la naturaleza, y tiene muchas aplicaciones
industriales, farmacéuticas y domésticas, por lo que se incorpora con facilidad a las
cadenas tróficas, tanto por fuentes naturales como antropogénicas.
La absorción de aluminio en el ser humano es, esencialmente, por vía
gastrointestinal. Su absorción por esta vía de entrada es escasa, del orden de 20-30 mg
diarios, debido, principalmente, a su insolubilidad con los fosfatos de ciertos
alimentos, por lo que, en ese caso, se elimina por heces. Sin embargo, los ancianos, que
tienen una mayor permeabilidad de la mucosa gástrica y los lactantes, por el mismo
motivo, pueden acrecentar la absorción de aluminio y, por tanto, son poblaciones de
riesgo, debido a la toxicidad del metal.
De los 20-30 mg diarios que se absorben (datos de la FDA), solo de 2 a 10 mg lo
son por los alimentos frescos que consumimos y el resto, por aditivos, espesantes,
antiácidos o por la cesión de aluminio a través de utensilios de cocina, revestimiento
de los envases y el papel de aluminio que empleamos en la envoltura de los alimentos.
Otro riesgo añadido, que aumenta las concentraciones de aluminio que
recibimos en la dieta, es por el del tratamiento de las aguas residuales con compuestos
de aluminio, que luego se utilizan para bebida.
El aluminio es tóxico para el hombre y, si bien, a las concentraciones habituales
que recibimos diarias no representa un riesgo sanitario, hay que tener en cuenta que
tiene un peligro potencial si es que, por alguna causa, normalmente accidental o
fisiológica, se incrementa la ingesta y/o absorción de aluminio. Así, concentraciones
altas del metal en las aguas de bebida (>100 µg/L), se ha demostrado que aumentan
hasta en un 50% el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer. En zonas de Japón,
se ha descrito una mayor incidencia de la esclerosis amiotrófica (enfermedad
neuromuscular de las neuronas motoras de inicio violento, curso rápido y
progresivamente incapacitante), que ha sido atribuido a una concentración de
aluminio inusualmente elevada en las aguas de bebida.
Pero, el aluminio es, sobre todo, un tóxico ocupacional (o laboral), que afecta a
los trabajadores de las industrias de explosivos, producido por la inhalación
persistente de óxidos de aluminio que, en forma de pequeñas partículas, se absorben
vía respiratoria y que, a través de los pulmones, pasan a sangre. En este caso, la
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