Page 126 - Historia "nobelada" de la Genética
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descubrimientos sobre las estructuras de las superficies celulares genéticamente
determinadas que rigen las reacciones inmunológicas”.
En 1984, Niels K. Jerne recibió el premio Nobel “por sus teorías sobre la especificidad
en el desarrollo y control de los sistemas de inmunidad”. Frente a las teorías
“instruccionistas” vigentes en la época, que sugerían que el antígeno servía de molde para
la formación del anticuerpo, Jerne propuso una teoría selectiva revolucionaria; es decir, la
información que generan las moléculas de anticuerpo con especificidades diferentes está
presente en el huésped antes de que encuentre al antígeno. Era un concepto darwiniano -la
variación preexistente y la selección conducen a alteraciones en la estructura de las
poblaciones- que plasmó el ya mencionado premio Nobel Burnet (1959) en la “teoría de la
selección clonal” (ver Edelman, 1994).
Junto con Jerne compartieron el premio Nobel en 1984 George J. F. Köhler y César
Milstein “por su descubrimiento del principio que rige la producción de anticuerpos
monoclonales” que se ha comentado en un lugar anterior. Es posible que los experimentos
de Köhler y Milstein no se hubieran producido sin la influencia de las ideas de Jerne.
Uno de los problemas esenciales en la inmunología es el de explicar los mecanismos
genéticos por los que se produce la enorme diversidad de anticuerpos. ¿Cómo es posible que
un único genotipo pueda codificar para anticuerpos específicos para un número ilimitado
de antígenos? Partiendo del conocimiento de que las proteínas Bence-Jones -secretadas en
la orina por pacientes con mieloma múltiple (cáncer de células plasmáticas) y que
corresponden a cadenas ligeras de inmunoglobulinas- tienen la mitad de su mapa peptídico
común en todos los individuos y la otra mitad diferente, Dreyer y Bennet (1965)
propusieron que tanto las cadenas ligeras como las pesadas de los anticuerpos podían ser
el producto de dos genes distintos (V=variable y C=constante). Es decir, proponían la
hipótesis dos genes-un polipéptido, contraria a cualquier planteamiento anterior. La
hipótesis fue confirmada experimentalmente por Susumu Tonegawa y colaboradores
mediante mapas físicos de restricción (Hozumi and Tonegawa, 1976) y mediante clonado
y secuenciación (Bernard et al., 1978). En efecto, Hozumi y Tonegawa (1976) demostraron
que los genes funcionales de anticuerpos son ensamblados o construidos en los linfocitos B
mediante sucesos de reordenación que mueven segmentos de ADN que codifican para
regiones variables, aproximándolas a segmentos de ADN que codifican para regiones
constantes; es decir, establecieron la base genética de la diversidad de los anticuerpos
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