Page 127 - Historia "nobelada" de la Genética
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(Tonegawa et al., 1977; Tonegawa, 1983). En 1987 recibía Tonegawa el premio Nobel “por
su descubrimiento del fundamento genético de la formación de una rica variedad de
anticuerpos”.
Una característica fundamental del fenómeno inmune es la capacidad del organismo
para reconocer cuándo una macromolécula o cualquier posible antígeno es propio o
extraño, de forma que sólo en este último caso pondrá en funcionamiento los mecanismos
precisos para desarrollar una respuesta inmune. No hay duda que, de alguna forma, los
sistemas inmunológicos aprenden a reconocer sus propias moléculas en un proceso de
aprendizaje que tiene lugar durante las primeras etapas de la vida, obviamente antes de
que se desarrolle la respuesta inmune para las proteínas o antígenos extraños. Se llama
tolerancia inmunológica a la falta de respuesta inmune frente a cualquier antígeno presente
ya en el organismo cuando éste inicia el desarrollo del sistema generador de anticuerpos o
de células T; es decir, la tolerancia inmunológica es la capacidad de reconocer “lo propio” y
no responder inmunológicamente. Como hemos mencionado anteriormente, los premios
Nobel Peter B. Medawar y Frank Macfarlane Burnet estudiaron el fenómeno de la tolerancia
inmunológica.
Una diferencia importante entre los linfocitos B y T es que los primeros se activan
con la sola presencia del antígeno que les es específico, mientras que los linfocitos T sólo se
activan si el antígeno está expuesto en la superficie de una célula que lleve además las
“señas de identidad” del propio individuo. Tales “señas de identidad” están determinadas
por su sistema principal de histocompatibilidad (MHC) codificado, en el caso humano, por
el conjunto de genes que constituyen el denominado sistema HL-A y que está localizado en
el cromosoma 6. Dentro del sistema HL-A son especialmente importantes los genes de la
clase I y de la clase II.
Las células T citotóxicas responden al antígeno específico y a la presencia simultánea
de una proteína MHC de la clase I, mientras que las células T ayudantes responden al
antígeno específico y a la presencia simultánea de una proteína MHC de la clase II. La
necesidad de las células T de reconocer las “señas de identidad” del propio sistema MHC se
denomina fenómeno de restricción MHC. El proceso por el cual las células T adquieren
durante su paso por el timo la propiedad de reconocer los antígenos sólo en presencia de
las proteínas MHC del propio individuo se conoce con el nombre de educación o maduración
tímica.
HISTORIA “NOBELADA DE LA GENÉTICA” (1900-2016) 127