Page 127 - Anales 2-2 -2017
P. 127
consultado 53) que fueron consultados mayor número de veces, así como más de
un centenar de obras publicadas en el siglo XIX, y cerca de trescientas cincuenta
publicadas a partir de 1900. La estructura de la obra, que ahora ve la luz, pone de
relieve, con sólo consultarla, que el lector se halla ante un estudio de gran calado
histórico que el autor culmina tras largas, doctas y profundas investigaciones sobre
Francisco de Luxán Miguel-Romero, hijo del que fuera secretario de las Cortes de
Cádiz, Manuel de Luxán, político progresista defensor de Espartero y O´Donnell,
geólogo, general de Artillería, Mariscal de campo, miembro de la Academia de
Ciencias, presidente del Instituto de Ingenieros Civiles, diputado (“…por mis venas
corre la sangre del diputado extremeño que el 24 de septiembre de
1810…proclamó la soberanía nacional y la independencia de nuestra patria…”),
senador, ministro de Fomento y consejero de Estado. El libro, a través de la
documentadísima biografía de Francisco de Luxán aborda la interacción entre
política y ciencia durante el período del reinado de Isabel II, “la Reina castiza” pero
también la de los “Tristes Destinos”, lo que supone una valiosa contribución a la
historia no sólo política sino también económica y científica durante los treinta y
cinco años de la época isabelina, es decir, de 1833 (proclamada en 1843) hasta
1868 en que la revolución “Gloriosa” la obliga al exilio en París. Las numerosas,
extensas y detalladas notas que amplían el hilo conductor del texto hacen de la
obra un trabajo denso, advirtiendo que el término que no se emplea aquí en el
sentido de confuso u oscuro sino, todo lo contrario, en el de solidez y precisión.
El autor recorre los años de formación de Francisco de Luxán que
transcurren entre 1799 y 1835: de Castuera a Cádiz, de Cádiz a Madrid, su
formación como artillero, sus viajes por Europa. En el decenio 1833-1843 su
condición de diputado progresista, período en el que estudia la ciencia desde el
Estado, es decir, el papel de las Academias, la Universidad, las Sociedades
científicas. En el siguiente decenio, 1844-1854, el profesor José María de Luxán se
detiene en la figura de Francisco de Luxán como miembro de la Junta Central
Progresista, la institucionalización de la ciencia y de su desarrollo (la enseñanza, la
Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Comisión del Mapa
Geológico, Carta Geográfica de España, la divulgación científica), el fomento de la
sociedad industrial (política minera, el ferrocarril), para concluir haciendo una
exposición de la labor del biografiado como ministro de Fomento, estudiando en
esa etapa las Agencias de investigación e innovación, la Comisión de Estadística
General del Reino, Real Observatorio Astronómico y Meteorológico, Comisión
permanente de Pesos y Medidas, exposiciones industriales, enseñanza científico-
técnica, las políticas sectoriales como la medioambiental, el urbanismo y la política
minera para finalizar con la presencia del ferrocarril en el bienio progresista, con la
Ley General de Ferrocarriles y la opinión de Francisco de Luxán sobre las líneas de
ferrocarril que, para él, deberían “…ser círculos concéntricos a Madrid para enlazar
esos cuatro radios que son la arteria madre adonde deben venir a concluir las
demás”.
José María de Luxán Meléndez: Una política para la ciencia en el reinado de Isabel II… |287