Page 131 - Anales 2-2 -2017
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1. PRELIMINAR
Referirse a Ceuta es hacerlo a un tema de permanente actualidad y los
sucesos que seguidamente se recuerdan bien pueden servir de pretexto para dar a
la luz las páginas que siguen. En efecto, el 6 de febrero de 2017 el ministro
marroquí de Agricultura, Aziz Ajanuch, advertía a través de un comunicado que
cualquier obstáculo que surgiese en relación a los acuerdos pesqueros y agrícolas,
vigentes entre la Unión Europea y Marruecos, supondría el riesgo de que se
incrementase “el flujo migratorio” que presiona la frontera ceutí, es decir, la
frontera sur de la Unión Europea, una frontera cuya valla divisoria, por cierto,
no ha estado ni está exenta de polémica, que el gobierno de Rabat ha sabido
“gestionar y mantener” con “esfuerzo sostenido”. Pues bien, el 17 siguiente 497
inmigrantes subsaharianos huyendo de las guerras y de la miseria lograron
traspasar la valla fronteriza por la vaguada de Sidi Ibrahim, y tres días más
tarde otros 356 superaban la línea fronteriza por el mismo lugar lo que supuso
que en tres días entrasen en España ilegalmente (es decir, al margen de las
normas de la llamada “Ley de Extranjería”) 853 inmigrantes, casi la mitad del
total que logró traspasarla a lo largo de todo el año 2016, cuyo número fue de
1771 personas. Y ello no es algo excepcional sino que es un dato más que se añade
a lo que viene sucediendo desde hace mucho tiempo. Recuérdese, por ejemplo, la
tragedia ocurrida el 6 de febrero de 2014 fecha en la que fallecieron inmigrantes
que intentaban alcanzar a nado la playa de Ceuta en el punto del Tarajal, sucesos
por los que existe un procedimiento abierto en la Audiencia Provincial de Cádiz
promovido por varias organizaciones no gubernamentales, para aclarar si los
agentes encargados de vigilar las fronteras incurrieron en alguna responsabilidad.
Lo dicho hasta aquí es la realidad más o menos cotidiana, pero a ello hay
que añadir que desde la independencia del Reino de Marruecos hasta el presente
las relaciones hispano- marroquíes han venido sufriendo constantes altibajos, por
lo que periódicamente han estado sujetas unas veces a momentos de calma y otras
de crisis. La causa de ello, a la que no es ajeno el cómo discurran en cada
momento las relaciones con la Unión Europea, no es otra que la existencia
indubitada de soberanía española en el norte de África, sobre las ciudades de
Ceuta y Melilla así como de los peñones de Alhucemas, Vélez de la Gomera y del
archipiélago de Chafarinas compuesto por las islas del Rey, Isabel II y Congreso,
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que Marruecos no quiere reconocer . En otro plano se halla otra isla: Perejil . En
consecuencia esta presencia española en la costa norteafricana, hace que
siempre esté latente en la relaciones entre los reinos de España y Marruecos y
constituya de modo permanente un telón de fondo que condiciona, según el
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Vid. Tomás Ortiz de la Torre, José Antonio: Ceuta y Melilla en el contexto internacional, en Revista General de
Legislación y Jurisprudencia, año CXXVII, núm. 6, junio, 1978, pp. 543-581.
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Vid. Tomás Ortiz de la Torre, J. A.: La isla de Perejil y el Derecho internacional, en Revista General de Legislación y
Jurisprudencia, año 149, núm. 1, 2002, pp. 57-80.
250| José Antonio Tomás Ortiz de la Torre