Page 41 - Anales 2-2 -2017
P. 41
incluso procesales, o procedimentales, que admiten negociar, por ejemplo, un
posible pena, entre el fiscal y la defensa del delincuente. Y no digamos en las
amnistías encubiertas de carácter fiscal, sean generales o particulares.
La idea anterior se completa con la orientación y la cabida que puede tener
tradición-ruptura, cuando se dan las circunstancias normativas para un arbitraje,
en sus variadas manifestaciones. (Por haber sido árbitro, en diversos
procedimientos, en el ámbito de la Cámara de Comercio de Madrid, o de la
Comunidad de Madrid, en materia de arrendamientos, podríamos extendernos
más. Pero el camino es interesante y complejo). Sí me permito citar un trabajo
nuestro "Acceso al Registro de la Propiedad d las cláusulas, convenio y laudos
arbitrales", Revista Crítica de Derecho Inmobiliario, 2003. Y lo hago porque salgo
de los problemas que se han dado o se seguirán dando por los temas de desahucios
y ejecuciones hipotecarias, que hubieran podido tener soluciones más acordes y
menos violentas, como expresiones de prácticas de "tradiciones" y no de una
"ruptura", que han trascendido, incluso con violencia social y política.
Pero, finalmente, el campo del arbitraje trasciende, por sí mismo, a toda una
patología normativa que no es contenciosa, como es la derivada de la llamada
jurisdicción voluntaria. Esto nos llevaría a analizar una última cuestión que aquí no
puede menos que anotarse: la seguridad jurídica como objetivo no solamente del
Derecho Registral, o del arbitraje, sino como principio constitucional. ¿Tradición?
¿Ruptura?
Tradición y ruptura en el mundo jurídico |143