Page 116 - Historia "nobelada" de la Genética
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además, la intensidad y duración de su brillo. Tsien y colaboradores (Heim et al., 1994)
estudiaron cómo la formación del cromóforo fluorescente en la GFP ocurre
postraduccionalmente con el oxígeno molecular como único factor auxiliar.
Asimismo, manipulando el ADN del gen GFP, el grupo de Tsien obtuvo nuevas
variantes de de GFP que aumentaban la intensidad del brillo y producían la aparición de
nuevos colores (azul, amarillo, etc.) (Heim et al., 1995; Heim y Tsien, 1996; Tsien, 1998),
destacando también sus importantes contribuciones para lograr el desarrollo de
variantes de las proteínas fluorescentes rojas a partir de la “proteína fluorescente DsRed”
procedente del coral Discosoma (Gross et al., 2000). Para revisiones sobre el trabajo de
Tsien y colaboradores ver Shaner et al. (2004, 2007, 2008). Como decía un comentarista
de la institución Nobel, “46 años después de que Shimamura publicara su trabajo sobre
la GFP, hay un caleidoscopio de proteínas “GFP-like” que brillan con todos los colores del
arco iris”.
Como señalaba la nota de prensa de la Real Academia Sueca de Ciencias, “los
investigadores pueden analizar el daño de las células nerviosas en la enfermedad de
Alzheimer o cómo se originan las células beta productoras de insulina en el páncreas
durante el desarrollo del embrión o las células nerviosas del cerebro”. Aplicaciones
espectaculares de estas técnicas son, por ejemplo, el denominado “cerebro-arco iris”
(brainbow) de ratones genéticamente modificados que producen distintas coloraciones
(amarillo, azul oscuro y rojo) en las células nerviosas del cerebro, lo cual permite seguir
la pista de las fibras nerviosas desde células individuales en la intrincada red cerebral.
Por mi afición a relacionar los dichos y los refranes con la Genética (Lacadena,
2003 b), permítaseme en este contexto académico hacer referencia al conocido dicho
“dígaselo con flores” que puede ser parafraseado por el de “dígaselo con genes”, teniendo
en cuenta la aplicación de las técnicas de ingeniería genética molecular que permiten
modificar los colores naturales de las flores (por ejemplo, la obtención de rosas azules) o
cuando se utiliza la expresión “es más raro que un perro verde” que hoy, con la
manipulación genética del gen de la proteína fluorescente verde no nos causaría
extrañeza si recordamos que ya estamos acostumbrados a ver “ratones verdes” en el
laboratorio. Además, al tener en cuenta cómo la GFP hace visibles a las proteínas a las que
se une tras la manipulación genética, me viene a la memoria el dicho “dime con quién
andas y te diré quién eres”.
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