Page 94 - Anales vol 2 nº1 2017
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desde	esta	primera	aproximación	a	la	inmortal	obra	de	Cervantes	y	a	su	enigma
                  pasemos	a	examinar	más	de	cerca	el	tema	propio	de	este	escrito,	las	novelas	de
                  caballerías,	el	prisma	desde	el	que	ha	sido	construido	el	universo	real	y	literario
                  que	sirve	de	encuadre	a	la	dimensión	religiosa	de	una	época.




                  3.	 EL	 QUIJOTE,	 "UNA	 INVECTIVA	 CONTRA	 LOS	 LIBROS	 DE
                  CABALLERÍAS"


                         ¿Cuál	 es	 el	 asunto	 y	 tema	 de	 esta	 obra?	 Antes	 de	 responder	 a	 este
                  interrogante	con	las	palabras	que	el	propio	Cervantes	estampó	en	el	prólogo	de	su
                  libro,	podemos	recrear	la	situación	literaria	de	la	época	recordando	que	S.	Ignacio
                  de	Loyola,	el	fundador	de	la	Compañía	de	Jesús	—así	lo	confiesa	en	su	biografía—
                  era	muy	aficionado	a	los	libros	de	caballerías.	Al	igual	que	Santa	Teresa	de	Jesús.
                  Conoce	el	Amadís	de	Gaula,	el	más	famoso	y	original	de	los	libros	de	caballerías	en
                  la	España	del	siglo	XVI,	que	tenía	don	Quijote	en	su	biblioteca.	Este	y	otros	libros
                  del	género	habían	inflamado	la	mente	y	perturbado	el	juicio	del	hidalgo	manchego,

                  «que	olvidó	casi	de	todo	punto	el	ejercicio	de	la	caza	y	aun	la	administración	de	su
                  hacienda» .	 Es	 la	 clase	 de	 libros	 que	 solicitó	 durante	 su	 convalecencia	 el
                            15
                  gentilhombre	Íñigo	de	Loyola	herido	de	gravedad	en	Pamplona.	Pero	en	la	sobria
                  casa	 de	 Azpeitia	 no	 había	 aquellos	 libros,	 así	 que	 recibió	 en	 su	 lugar	 el	 Flos
                  sanctorum,	las	vidas	de	santos,	y	la	Vida	de	Cristo	del	Cartujano,	que	propiciaron	su
                  conversión.	 Después	 de	 abandonar	 la	 casa	 solar	 de	 Loyola,	 venciendo	 las
                  resistencias	 de	 su	 hermano,	 y	 después	 de	 saldar	 algunos	 asuntos	 pendientes,
                  encontramos	aeste	peregrino	en	Monserrat,	dispuesto	a	velar	armas	a	la	manera
                  de	 los	 caballeros	 andantes	 pero	 para	 emular	 las	 hazañas	 de	 los	 santos.	 En	 el
                  capítulo	tercero	Cervantes	cuenta	«la	graciosa	manera	en	que	tuvo	don	Quijote	en
                  armarse	caballero».

                         No	ha	faltado	quien	pusiera	en	conexión	la	locura	caballeresca	de	S.	Ignacio
                  con	los	ideales	quijotescos ,	empezando	por	el	filósofo	Miguel	de	Unamuno,	uno
                                              16
                  de	los	grandes	cervantistas,	que	estableció	en	su	personal	exégesis	de	la	obra	una
                  correlación	 entre	 S.	 Ignacio	 de	 Loyola,	 caballero	 andante	 a	 lo	 divino,	 y	 don
                  Quijote .	El	rector	de	la	Universidad	de	Salamanca	elaboró	en	su	ensayo	(original
                         17
                  de	1905)	ampliamente	esta	equiparación:	el	fundador	de	la	Compañía	de	Jesús	no
                  solo	encarnaría	la	visión	del	mundo	del	quijotismo	sino	que	el	personaje	central	del
                  capítulo	octavo	de	la	primera	parte,	don	Sancho	de	Azpeitia,	sería	un	remedo	de	S.

                  15 	Don	Quijote	de	la	Mancha,	Lib.	I,	cap.	I,	39.
                  16 	Cf.	G.	EIKHOFF,	«Christliche	Abenteuer.	Narrheit	und	Ritterlichkeit	bei	Ignatius	von	Loyola	und	die
                  Quijote	von	der	Mancha»:	Geist	und	Leben	60	(1987)	284-298.Muy	escéptico	se	muestra	S.	Muñoz
                  frente	a	este	paralelismo	(cf.	Lo	religioso	en	el	Quijote,	283).
                  17 	La	vida	de	Don	Quijote	y	Sancho	(Madrid	1987)	51-54	(segunda	salida	de	D.	Quijote);	55-59	(la
                  aventura	del	vizcaíno,	Sancho	de	Azpeitia);	60-62	(la	batalla	entre	el	Quijote	vizcaíno	y	el	Quijote
                  manchego).
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