Page 96 - Anales vol 2 nº1 2017
P. 96

21
                  contra	el	mal,	para	«favorecer	y	ayudar	a	los	menesterosos	y	desvalidos» ,	para
                  «desfacer	agravios,	socorrer	viudas,	amparar	doncellas» ,	siempre	movido	por	un
                                                                            22
                  ansia	insaciable	de	gloriosas	aventuras.	Una	de	las	virtudes	del	caballero	es,	junto	a
                  su	valentía,	el	sentido	de	la	justicia,	a	veces	exagerado	y	desquiciado.	Todos	esos
                  esfuerzos	y	sacrificios	son	ofrecidos	por	él	a	una	dama,	para	conseguir	y	acrecentar
                  su	amor.

                         Martín	de	Riquer	escribe	al	respecto:	«La	lectura	de	los	libros	de	caballerías,
                  principalmente	 el	 Amadís	 de	 Gaula,	 impresionó	 de	 tal	 modo	 a	 determinados
                  lectores,	que	llegaron	a	creerse	que	la	ficción	era	la	historia	verdadera» .	De	ahí	a
                                                                                            23
                  la	locura	hay	un	trecho	corto,	que	es	el	camino	recorrido	por	don	Quijote,	que	ha
                  llegado	a	perderel	juicio	leyendo	tales	libros.	En	el	famoso	capítulo	sexto	el	cura	y
                  el	barbero,	contando	con	la	colaboración	de	la	sobrina	de	D.	Quijote,	proceden	a
                  expurgar	de	estos	libros	la	biblioteca	del	hidalgo.


                         La	segunda	parte	de	la	novela	vio	la	luz	en	1615,	diez	años	después	de	la
                  primera,	 con	 el	 título	 El	 ingenioso	 caballero	 D.	 Quijote	 de	 la	 Mancha.	 Como	 es
                  sabido,	entretanto	se	había	producido	la	publicación,	el	año	anterior,	del	llamado
                  Quijote	 apócrifo,	 o	 de	 Avellaneda,	 que,—siguiendo	 la	 hipótesis	 de	 Martín	 de
                  Riquer—,	habría	que	denominar	«el	Quijote	de	Jerónimo	de	Passamonte» .	Con
                                                                                                24
                  habilidad	 y	 maestría	 Cervantes	 prolonga	 en	 el	 segundo	 volumen	 de	 su	 obra	 la
                  ficción	 y	 la	 historia	 a	 través	 de	 conspicuas	 referencias	 a	 la	 primera	 parte	 y	 a	 la
                  continuación	del	apócrifo	de	Avellaneda.	Así,	ha	puesto	en	boca	de	don	Quijote	una
                  recapitulación	 de	 sus	 andanzas,	 resaltando	 el	 éxito	 extraordinario	 que	 había
                  conseguido	entre	los	lectores:

                  		     «Salí	de	mi	patria,	empeñé	mi	hacienda,	dejé	mi	regalo	y	entregueme	en	los	brazos	de	la
                  	      fortuna,	que	me	llevasen	donde	más	fuese	servida.	Quise	resucitar	la	ya	muerta	andante
                  	      caballería,	 y	 ha	 muchos	 días	 que	 tropezando	 aquí,	 cayendo	 allí,	 despeñándome	 acá	 y
                  	      levantándome	acullá,	he	cumplido	gran	parte	de	mi	deseo,	socorriendo	viudas,	amparando
                  	      doncellas	y	favoreciendo	casadas,	huérfanos	y	pupilos,	propio	y	natural	oficio	de	caballeros
                  	      andantes;	y	así,	por	mis	valerosas,	muchas	y	cristianas	hazañas,	he	merecido	andar	ya	en
                  	      estampa	en	casi	todas	o	las	más	naciones	del	mundo:	treinta	mil	volúmenes	se	han	impreso
                  	      de	mi	historia,	y	lleva	ya	camino	de	imprimirse	treinta	mil	veces	de	millares,	si	el	cielo	no	lo
                  	      remedia.	Finalmente,	por	encerrarlo	todo	en	breves	palabras,	o	en	una	sola,	digo	que	yo	soy
                  	      don	Quijote	de	la	Mancha,	por	otro	nombre	llamada	el	Caballero	de	la	Triste	Figura» .
                                                                                                25
                         Quedamos	así	situados	ante	el	tema	propio	del	libro:	«Todo	él	—dejó	escrito
                  Cervantes	en	el	prólogo—	es	una	invectiva	contra	los	libros	de	caballerías,	(…),	ni
                  tiene	para	qué	predicar	a	ninguno,	mezclando	lo	humano	y	lo	divino,	que	es	un


                  21 	Lib.	I,	cap.	XVIII,	206.	En	otro	pasaje	la	profesión	de	caballero	andante	se	orienta	a	«favorecer	a
                  los	necesitados	de	favor	y	acudir	a	los	menesterosos»	(Lib.	II,	cap.	XXVII,	938).
                  22 	Lib.	I,	cap.	IX,	117.
                  23 	Para	leer	a	Cervantes	(Barcelona	2003)	31.
                  24 	 Ibíd.,	 389.	 Véase:	 A.	 MARTÍN	 JIMÉNEZ,	 El	 Quijote	 de	 Cervantes	 y	 el	 Quijote	 de	 Avellaneda:	 una
                  imitación	recíproca	(Alcalá	de	Henares	2001).
                  25 	Don	Quijote	de	la	Mancha,	Lib.	II,	cap.	XVI,	821.
                  96|	Santiago	Madrigal	Terrazas
   91   92   93   94   95   96   97   98   99   100   101