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anastomosis ileorrectal reduce el riesgo de cáncer rectal, no lo elimina del todo, ya

                  que el cáncer puede aparecer en la zona  de  transición y también pólipos en el
                  reservorio. Con independencia del procedimiento profiláctico que se practique, es
                  preceptiva la vigilancia a lo largo de la vida, ya que es la única forma de prevenir la
                  enfermedad.

                         El procedimiento quirúrgico debe elegirse en función de la preferencia y de
                  la calidad de vida (CDV) esperada del paciente tras la cirugía.  Aunque las
                  complicaciones asociadas a la proctocolectomía con anastomosis ileoanal se han
                  reducido  con la mejora de la técnica quirúrgica, tiene una morbilidad
                  perioperatoria mayor que la colectomía subtotal con anastomosis ilorrectal. En
                  una revisión de 1895 pacientes que evaluó los resultados quirúrgicos y la CDV tras
                  la AIA, el fracaso del reservorio que exigiera extirpación ocurrió en el 4,1% de los
                  pacientes (Delany CP, Fazio VW et al, 2003)). La incontinencia y la disfunción
                  sexual también se asocian a este procedimiento.

                         2.- Cáncer colorrectal no polipósico hereditario


                         El CCNPH o síndrome de Lynch es un  trastorno autosómico dominante
                  caracterizado por una predisposición al cáncer colorrectal de inicio temprano
                  (alrededor de los 45 años), predilección por el colon derecho en más del 70% de
                  los casos y aumento  de la incidencia de tumores sincrónicos y  metacrónicos,
                  carcinogenia elevada y un riesgo aumentado de desarrollar neoplasias extracólicas
                  (Al-Sukhuni W, Aronson M et al, 2008)). El riesgo de cáncer rectal, aunque bajo, no
                  es despreciable, se ha estimado en el 11% (Rodríguez-Bigas MA, Chang GJ et al,
                  2006). Esta enfermedad es debida a la  presencia de mutaciones en los genes
                  reparadores de bases desapareadas de ADN, principalmente MSH2 y MLH1, que
                  representan un 90% del total y con menor frecuencia, MSH6 y PMS2 (Lynch HT, de
                  la Chapelle A, 2003).

                         Hay tres estrategias posibles para identificar a los pacientes con síndrome
                  de Lynch: a) criterios clínicos; b) técnicas moleculares: inestabilidad de
                  microsatélites (IMS) e inmunohistoquímica (IHQ), y c) la combinación de ambas.

                         Se han establecido diferentes criterios para identificar a familias con
                  síndrome de Lynch. Los criterios de Amsterdam I  (Vasen HF, Mecklin JP et al,
                  1999) publicados en  1991 fueron básicos  para consensuar una definición del
                  síndrome de Lynch que permitió identificar su base genética. Estos criterios solo
                  tenían en cuenta el riesgo de cáncer colorrectal. Los criterios de Amsterdam II
                  descritos en 1999 (39) incluían el riesgo de tumores extracólicos  asociados al
                  síndrome. Dada la baja sensibilidad de los criterios de Amsterdam y reconocida la
                  base genética del síndrome de Lynch se diseñaron los criterios de Bethesda,
                  recientemente revisados (), que incluyen la historia familiar, la edad de diagnóstico
                  y las características patológicas sugestivas de IMS del tumor (tabla I). Además de


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