Page 103 - Historia "nobelada" de la Genética
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nacimiento de la Genética Bacteriana tuvo lugar en 1943 con la publicación por Luria y

               Delbrück de su trabajo «Mutations of bacteria from virus sensitivity to virus resistance».
               Ello  no  quiere  decir  que  el  trabajo  de  Luria  y  Delbrück  fuera  el  primer  estudio  sobre

               mutación en bacterias, como tampoco Mendel fue el primero que utilizó el cruzamiento

               artificial entre plantas para estudiar la herencia; pero en su investigación, Luria y Delbrück
               hicieron  por  la  Genética  Bacteriana  lo  que  Mendel  por  la  Genética:  indicar  el  tipo  de

               experimentación, la forma de manejar los datos obtenidos y, sobre todo, la complicación

               que requiere la obtención de resultados significativos y concretos”.

                      De poco hubieran servido los virus y las bacterias en la investigación genética si no

               se hubiera podido estudiar sus mutaciones mediante el análisis de la recombinación. El
               descubrimiento de la recombinación en los fagos lo hicieron en 1946 Delbrück y Bailey, por

               un lado, y Alfred D. Hershey, por otro; si bien el primer estudio completo se debe a éste

               último (Hershey and Rotman, 1949). Recordemos, además, que Hershey y Chase (1952)
               demostraron que la información genética de los virus está en su ADN y no en las proteínas.

               En 1969, Delbrück, Luria y Hershey recibieron el premio Nobel “por sus descubrimientos

               sobre el ciclo de reproducción de los virus y el papel del material genético en las bacterias
               y los virus”. Aquí me parece oportuno volver a citar a André Lwoff, premio Nobel 1965 “por

               su descubrimiento del control genético en los virus”, en concreto por sus estudios sobre la

               lisogenia (Lwoff and Gutmann, 1950; Lwoff et al., 1950; Lwoff, 1953).

                      En  relación  con  las  bacterias,  fue  Joshua  Lederberg  quien,  en  colaboración  con

               Tatum,  demostró  por  vez  primera  el  fenómeno  de  recombinación  genética  debido  al
               proceso  de  conjugación  (Lederberg  and  Tatum,  1946;  Tatum  and  Lederberg,  1947).

               También contribuyó al esclarecimiento de la sexualidad en las bacterias como “donadoras”
               y “receptoras” (Lederberg et al., 1952). Lederberg recibió el premio Nobel en 1958 “por sus

               descubrimientos relacionados con la recombinación genética y la organización del material

               genético en las bacterias”.

                      No se puede terminar este apartado sin recordar la importancia de la utilización del

               nematodo  Caenorhabditis elegans para  el  estudio  de la muerte  celular programada  y  el
               control genético de la organogénesis (Brenner, premio Nobel 2002), la regulación de la

               expresión  génica  por  interferencia  del  ARN  (Fire  y  Mello,  galardonados  en  2006)  y  la

               utilización del gen gfp de la proteína fluorescente verde (Chalfie, premio Nobel en 2008) o
               las  levaduras  para  el  análisis  del  control  del  ciclo  celular  (Hartwell,  Hunt  y  Nurse,


                HISTORIA “NOBELADA DE LA GENÉTICA” (1900-2016)                                        103
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