Page 216 - QUÍMICA INORGÁNICA DESCRIPTIVA-A. DOADRIO
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La luz que del Sol que atraviesa la atmósfera, lo hace, mayoritariamente, en el
espectro visible y en la zona A del ultravioleta (UVA), pasa a través de los GEI, al ser
los gases transparentes a esas zonas del espectro electromagnético y, esa luz, sin
cambio alguno, llega a la superficie terrestre (B en figura). La luz solar en el espectro
visible, es absorbida por esta superficie y, después, remitida a la atmósfera, pero en
forma de radiación infrarroja (que es más calorífica). Es cierto que parte de esta
radiación se escapa al espacio interestelar, pero otra es atrapada por los GEI, ya que
no son transparentes a ella y se vuelve a emitir a la corteza terrestre (C en figura) en
el mismo espectro, lo que crea el calentamiento terrestre denominado efecto
invernadero (D en figura). Se le llama efecto invernadero por similitud, aunque, en
realidad, la física del proceso es muy distinta a la que tiene lugar en el invernadero de
las plantas.
El balance natural del calor terrestre lo establece el denominado albedo
terrestre que se puede definir como “la relación entre la radiación que cualquier
superficie refleja y la que incide sobre la misma, expresada en porcentaje”. Mide, por
tanto, la tendencia que tiene una determinada superficie a reflejar la radiación
incidente. Así, las superficies blancas, tienen valores del albedo superior a las oscuras,
y las brillantes más que las mates. El albedo medio de la Tierra es del 30-32% con
respecto a la radiación que proviene del Sol. El albedo más elevado en la superficie
terrestre lo tiene la nieve. Un albedo alto produce enfriamiento, porque la radiación
absorbida es mínima y no calienta. Por el contrario, un albedo bajo calienta el planeta,
porque la mayor parte de radiación es absorbida por la superficie o materia que lo
recibe. El albedo de los GEI es nulo, porque al ser transparentes a la luz incidente no la
reflejan, con la excepción de las gotitas de agua de las nubes o la niebla. Por ello, en el
caso de los GEI, no se habla de albedo, sino de forzamiento radiativo de la radiación
(infrarroja), que simboliza cualquier cambio en la radiación (calor) entrante o saliente
en un sistema climático determinado. Así, un forzamiento positivo tiende a calentar el
sistema (más energía recibida que emitida), mientras que uno negativo lo enfría (más
energía perdida que recibida).
Debido a todo esto, esos dos factores, albedo terrestre y forzamiento radiativo,
contribuyen, en gran manera, junto a las corrientes oceánicas, a mantener el equilibrio
del sistema climático terrestre, por lo que, una modificación en cualquiera de estos
elementos puede alterar el clima a nivel local o global. Así, un aumento de los GEI, que
tienen un efecto radiativo positivo, produce un mayor calentamiento de la superficie
terrestre, lo que haría fundir el hielo, que tiene un albedo alto, por lo que se reflejaría
menos cantidad de luz solar y, por tanto, se calentaría aún más la superficie terrestre,
lo que conduciría a un cambio climático global.
216| EL EFECTO INVERNADERO