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Como se había anunciado, y con los datos correspondientes al 31 de
diciembre de 2015, la Autoridad Bancaria Europea procede a la realización de las
pruebas de esfuerzo. Pretenden simular el nivel de capital de máxima calidad
que necesita cada entidad en función de su balance, cuenta de resultados y otras
magnitudes básicas, bajo el supuesto que aquellas que tuvieren menos del 5,5% en
el ratio de capital, considerarían en un claro riesgo de turbulencias.
Para ello, focalizan el análisis en las 51 entidades de mayor dimensión del
sistema crediticio europeo, que constituye el 70% del sector, y que abarcan 15
países, y de las que se derivarían las recomendaciones de proceder a realizar
ampliaciones de capital a aquellas que acreditaren mayor debilidad. Ello ponía de
manifiesto la insuficiencia de las ampliaciones que por importe de 260.000
millones de euros se habían realizado desde 2011. De dichas 51 entidades, 6
corresponden a España.
Como en pruebas anteriores, las pruebas se proyectan sobre dos
escenarios: uno, base, y otro adverso con la vista puesta en el 31 de diciembre de
2018. Una de las magnitudes utilizadas, la evolución anual del PIB, se concreta en
subidas del 1,2; 1,3 y 0,7% en 2016; 2017 y 2018, respectivamente, para el
conjunto. En el caso español, la evolución sería de 0,6; -0,8 y 0,0, en los mismos
años. Llama la atención que para el primer año de la serie exista una discrepancia
tan importante, puesto que los datos reales del PIB español superarían el 3,3% en
2016. Por otra parte, y para mayor rigor, considera que España tendría una tasa de
desempleo superior al 21% en los tres ejercicios considerados.
Por otra parte, se consideraron factores cualitativos como, por ejemplo: la
inclusión del riesgo operacional; el riesgo de mercado; el posible efecto de las
“clausulas suelo” que incluyen algunas entidades en sus préstamos hipotecarios; el
perjuicio que podría originar aceptar la retroactividad en las sentencias
condenatorias de los Tribunales de Justicia, y el sistema de valoración de la cartera
de Deuda Pública soberana, no a vencimiento sino al precio actual del mercado.
Todo ello con un impacto relevante en las cuentas de las entidades.
La Autoridad Bancaria Europea puso de manifiesto que estas pruebas
constituían una base objetiva para que los supervisores (Mecanismo Único de
Supervisión, MUS, y los nacionales) contaran con fundamentos sólidos para sugerir
cambios en el funcionamiento de las entidades. Además, la metodología utilizada
facilitaba la posibilidad de comparar de forma objetiva la consistencia de los
indicadores utilizados, en especial, cuando se acompañaban de adversas
condiciones económicas y dudosas decisiones de los equipos directivos de las
entidades.
Por otra parte, la prueba no ha considerado la repercusión de eventos
externos, tales como el Brexit, que implicará una clara desaceleración de la
El sistema financiero ante 2020 |217