Page 103 - Anales vol 2 nº1 2017
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1. INTRODUCCIÓN


                  	      En	 un	 momento,	 como	 el	 presente,	 en	 el	 que	 la	 clase	 política	 trata	 de
                  orientar	a	la	ciudadanía	en	la	mejor	elección	de	gobierno	para	los	próximos	cuatro
                  años,	parece	aconsejable	reflexionar	sobre	dos	grandes	cuestiones	que	nos	afectan
                  severamente:	 el	 importante	 volumen	 de	 Deuda	 Pública	 Acumulada	 (DPA)	 y	 las
                  tensiones	que	vienen	generándose	en	los	mercados	financieros,	no	solo	por	esta
                  circunstancia,	 sino	 por	 la	 desfavorable	 evolución	 de	 las	 entidades	 del	 Sistema

                  Financiero	Español	(SFE),	que	se	enfrenta	a	un	cambio	radical	en	su	estructura	y
                  funciones	si	quiere	mantener	su	sostenibilidad	futura.

                  	      La	primera	gran	cuestión,	la	Deuda,	viene	caracterizada	por	un	volumen	que
                  supera	 el	 billón	 de	 euros,	 del	 orden	 de	 1,3	 si	 se	 cuentan	 todos	 los	 “pasivos	 en
                  circulación”	 que	 contabiliza	 el	 Estado,	 o,	 simplemente,	 de	 1,08	 billones,	 si
                  únicamente	 se	 considera	 la	 cifra	 oficial	 admitida	 por	 la	 Unión	 Europea.	 En	 todo
                  caso,	tal	volumen	supera	el	valor	del	Producto	Interior	Bruto	(PIB)	de	un	año,	con
                  lo	que	ello	significa.	Imaginémonos	una	familia,	salvadas	sean	las	distancias,	que
                  con	 unos	 ingresos	 anuales	 de	 100	 unidades	 monetarias,	 iniciara	 el	 año	 con	 una
                  cantidad	 superior	 de	 deuda.	 ¿Cuántas	 limitaciones	 habrían	 de	 soportar	 para
                  sobrevivir	con	cierta	normalidad?

                  	      Conforme	al	Tratado	de	Maastricht,	que	posibilitó	el	nacimiento	del	euro,	la
                  Deuda	Pública	Acumulada	y	el	Déficit	Público	anual	tienen	una	limitación	del	60	y
                  3%	 del	 PIB	 de	 cada	 Estado,	 pudiendo	 dar	 origen	 a	 sanciones	 en	 caso	 de
                  incumplimiento.	 Circunstancia	 en	 la	 que	 no	 solo	 sucede	 en	 España,	 sino,	 como
                  después	veremos,	en	varios	países	comunitarios.


                  	      Nuestro	 Sistema	 Financiero,	 por	 su	 parte,	 durante	 muchos	 años	 con	 un
                  funcionamiento	 de	 cierta	 eficacia,	 se	 ha	 visto	 en	 una	 situación	 problemática	 a
                  partir	del	inicio	de	la	crisis	financiera.	Las	autoridades	reguladoras	hubieron	de
                  impulsar,	 desde	 dentro,	 una	 serie	 de	 medidas	 que	 permitieran	 obtener	 un
                  funcionamiento	 sostenible	 en	 el	 tiempo,	 en	 términos	 de	 eficiencia	 y	 calidad	 de
                  servicio	 a	 su	 clientela,	 al	 tiempo	 que	 prepararlas	 para	 un	 entorno	 de	 mayores
                  exigencias	en	términos	de	capital,	garantía	de	depósitos	y	estímulo	de	un	proceso
                  de	competencia	con	entidades	que,	hasta	ahora,	no	estaban	obligadas	a	soportar
                  requerimientos	 de	 aquellos	 reguladores.	 Sin	 olvidar,	 que,	 como	 en	 el	 caso	 de	 la
                  Deuda,	el	volumen	de	negocio	del	Sistema	representa	en	España	entre	3,5-4	veces
                  el	 valor	 del	 PIB	 de	 un	 año,	 cantidad	 que,	 por	 sí	 sola,	 justifica	 una	 rigurosa
                  supervisión	 de	 parte	 de	 las	 autoridades	 económicas	 y	 el	 regulador	 interno,	 el
                  Banco	de	España.

                  	      A	estas	dos	cuestiones	dedicaremos	las	siguientes	líneas.






                             Dos	retos	para	España:	Control	del	endeudamiento	público	y	racionalidad	…|103
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