Page 16 - Anales vol 2 nº1 2017
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ARTÍCULO	DE	OPINIÓN





                           La	sedación	paliativa	y	voluntades	anticipadas





                  Antonio	González	González



                  Académico	de	Número	de	la	Real	Academia	de	Doctores	de	España.
                  	agonzalezg@sego.es


                                       An.	Real.	Acad.	Doct.	Vol	2,	nº1	(2017)	pp.16-24.




                  “Más	triste	que	la	muerte	es	la	manera	de	morir”	(Marcial)

                  1. INTRODUCCIÓN


                  	      ¿Quién	no	ha	pensado	alguna	vez	en	el	final	de	la	vida?	¿Cómo	será	o	cómo
                  quisiéramos	 que	 discurriese	 “la	 última	 vuelta	 del	 camino”	 que	 diría	 nuestro
                  admirado	Pio	Baroja?	A	todos	nos	llega	el	momento	y	la	hora	de	reflexionar,	sobre
                  este	 complejo	 asunto	 que	 de	 forma	 instintiva	 apartamos,	 una	 y	 otra	 vez,	 de	 la
                  cabeza	por	indeseado	e	inoportuno.

                  	      Se	habla	ahora	tanto	sobre	la	vida	y	la	muerte	y	sobre	el	espinoso	tema	del
                  fin	 voluntario	 de	 la	 vida	 y	 los	 cuidados	 paliativos,	 de	 sus	 indicaciones	 y
                  contraindicaciones	 en	 los	 enfermos	 terminales,	 que	 nos	 ha	 parecido	 oportuno
                  rescatar	el	tema	habida	cuenta	de	la	pluralidad	de	puntos	de	vista	que	genera	su
                  aplicación	 médica	 y	 las	 diferentes	 doctrinas	 jurídicas	 sobre	 las	 que	 asienta	 su
                  legalidad	e	ilegalidad.

                  	      Venga	el	final	por	donde	venga,	nadie	duda	que	la	conducta	médica	al	final
                  de	la	vida	debe	tener	como	objetivo	prioritario,	conseguir	lo	que	todos	deseamos	,
                  una	muerte	digna	y	en	paz.	Por	parte	del	médico,	su	deber	es	muy	claro,	ayudar	a

                  morir	 de	 la	 forma	 más	 natural	 y	 menos	 traumática	 posible.	 Todos	 tememos	 el
                  dolor	 y	 el	 desamparo	 que	 puede	 presidir	 nuestra	 trayectoria	 final	 cuando	 nos
                  enfrentamos	 a	 un	 proceso	 patológico	 progresivo	 e	 inductor	 obligado	 de	 una
                  insufrible	agonía.	No	es	extraño,	por	tanto,	que	busquemos	la	manera	de	atenuar	y
                  dulcificar	el	inevitable	trance	final	de	la	existencia	y	garantizar	cómo	se	va	a	llevar
                  a	cabo.




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