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nuestras políticas o la pobreza existente, difícilmente podremos ayudar a nadie”. Y
nos recuerda, al tiempo, que muchas ayudas públicas que se dispensan a países
poco desarrollados, lejos de mejorar las condiciones de vida de aquellos a los que
se destina, sirven para estimular la corrupción en los países con regímenes
políticos escasamente democráticos. En definitiva, un “rebelde” en busca de la
felicidad, y no solo de la propia, sino la de todos en general. (20)
* Un reciente estudio de la Oficina Nacional de Estadísticas del Reino
Unido, al analizar la relación entre dinero y felicidad, concluye que la felicidad y el
bienestar se incrementan en la misma medida que lo hace la riqueza. Ello
contrapone otro estudio presentado años atrás por el Instituto de Estudios
Superiores de la Empresa, IESE, en el que se sostenía justamente lo contrario. La
citada Oficina añade que lo que importa en el aumento de la felicidad es más la
riqueza acumulada que el nivel de renta, y no cualquier tipo de riqueza, sino,
especialmente, la riqueza financiera neta que es la que tiene una mayor relación
con el bienestar personal, y, singularmente, con la satisfacción por la vida. Otros
bienes como los vehículos, joyas, antigüedades o sellos, tienen una menor relación
con la felicidad. Finalmente, el estudio sostiene que es posible, por ser una
encuesta primigenia, o, por el momento en que se realizó, estábamos en crisis, que
deduzcamos tanto que el dinero puede generar la felicidad, como que la felicidad
genere el dinero, esto es, que exista una relación recíproca entre estas variables.
Hecho que le induce a pensar que estamos ante un debate abierto que debe
consolidarse a medida que se realicen ulteriores investigaciones. (21)
* Y otro del Banco Mundial, que nos recuerda Vásquez, sobre la evolución
de la pobreza, al relacionarlo con la concesión del Premio Nobel de Economía a
Deaton, preconiza una disminución de aquella a menos del 10%, por primera vez
en la historia. Considera muy influyente el trabajo del Nobel por su manera
rigurosa para determinar los indicadores de bienestar y consumo en el mundo, y,
de manera singular, que su percepción de que somos más ricos, estamos más sanos
y vivimos muchos más años que en cualquier otra época. Y buena prueba de ello es
la mejora de los indicadores de vida: analfabetismo, acceso al agua potable,
mortalidad infantil, etc. que han mejorado de manera drástica en los países menos
desarrollados. (22)
2.3. REDES SOCIALES
Las “Redes Sociales”, igualmente, fueron muy sensibles al tratamiento de la
desigualdad en la concesión del Nobel. A continuación recogemos algunas de las
opiniones emitidas, que no siempre tienen nuestra aceptación, y se difunden para
que el lector conozca puntos de vista diferentes a los expresados por los
interlocutores anteriores:
a) “Una primera opinión indica que a los pobres, no basta con
proporcionarles alimentos, aunque ello sea crucial, sino, y sobre todo, no
usurparles la tierra para cosechar dichos alimentos,… y también sería de justicia
que no se dificultara la salida de sus cosechas a los mercados internacionales por
parte de las organizaciones poderosas de los países ricos”.
Reflexiones y perspectivas sobre la desigualdad social |l235

