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PARTE III
La III parte, y última desgrana su contenido desde el verso 130; se inicia con
el sortilegio de Ling Fen y la milagrosa aparición de los Cien Dioses que el brujo
Wu Xian bajó a la Tierra. Adivinos y magos coincidieron en advertirle que se
apartara lejos de su país. Qu Yuan ya lo intuía dada la decepción política y la
absoluta soledad en la que estaba inmerso. Toda esta parte se dedica a la
justificación de su alejamiento paulatino
“Busco hierba divina y bambú embrujado
Que Ling Fen me haga el sortilegio.
si se unen en feliz pareja dos garbos
¿dónde está el amor de ambos?
¿a quién se debe la atracción?
Contesta la bruja: el mundo es todo acción
hay beldades por todos los lugares.
aléjate sin vacilación oportuna
a un hombre como tu, no le abandona actitud alguna
La deseada utopía sociopolítica, piedra angular de sus versos, pretendía que
el Reino de Chu arribara a una Arcadia oriental. Para su consecución proponía dos
premisas, una relativa a la Administración y la segunda a los ciudadanos del reino,
eran:
1. Un monarca justo e inteligente asesorado por cortesanos íntegros.
2. Formar súbditos susceptibles de aplicar y canalizar las líneas de
actuación emanadas del soberano sabio.
Después de su fracaso en ambos sentidos, se sintió solo y rechazado, tanto
por la alevosía de Huai Wang, como por la traición de sus discípulos, que le
abandonaron tras ser destituido. Los dos últimos en desertar tuvieron muertes
violentas.
Sobre los discípulos, los que siguieron la vía más fácil quedarse al lado de la
corrupción, dice:
“En este mundo enredado y precario
la orquídea y el lirio pierden la fragancia
y el esquenanto se reduce a paja seca y rancia.
verdes y aromáticas eran ayer
se tornan en artemisa al atardecer”.
El poeta emplea repetidamente el término amor, así como amor
matrimonial, en ambos casos alude a la colaboración entre el soberano y los
134| Lu Tiemin y Benjamín Hernández Blázquez