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súbditos que deben componer una “pareja perfecta”, en aras de esa pretendida paz
y prosperidad.
Los denominados cien dioses que busca para que le iluminen se manifiestan
a través de Wu Xian que citan varios ejemplos de reyes justos asesorados por
cortesanos íntegros. Todo ello para instar a Qu Yuan a alejarse lo antes posible, y
que, asimismo, accediera a servir a otro rey más sabio y equitativo
“Tengo que esforzarme antes que sea tarde
y se me acabe la edad floreciente que arde.
que no me arrepientan cuando los cuclillos canten
y las cien plantas se marchiten”
Ya en el exilio y roto el último hilo de esperanza, totalmente asumida la
imposibilidad de realizar su ideal político inicia un nuevo éxodo sin horizonte de
promisión. Dice:
“Me dirijo a Kun Lun en un jirón
y vislumbro un sendero de peregrinación”
digo al dragón Jiao (el que provoca inundaciones)
que prepare un puente y pido el paso al dios del oeste presente
el tránsito se hace largo y duro
coloco la escolta para esquivar cualquier muro.
al pasar por Bu Zhou (monte mitológico) giro cerca de la agreste
y con destino final indico el mar del oeste”.
Por esta postrera narración se sabe que Qu Yuan arribó a la misteriosa
Montaña de los Dioses y desde allí subió al cielo:
“A vista de pájaro diviso mi tierra natal
el guía está triste y los caballos adherentes
por eso nos detenemos para ver este lugar sin igual”
En los últimos cinco versos describe como avistaron desde el firmamento,
su tierra, inundado de tristeza y nostalgia. Ni él ni el carruaje pueden continuar, Qu
Yuan se queda solo y transcurridos unos días se suicida. Así lo dice el pretendido
estrambote:
“Nadie me comprende ni en mi país natal,
seguiré a Peng Xian hasta el final”.
Qu Yan. Primer gran poeta chino y precursor del romanticismo |135