Page 200 - Anales 2-2 -2017
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Para  el  darwinismo  ético,  el  naturalismo  y  el  historicismo,  la  conciencia

                  moral tiene un carácter estrictamente natural que se desarrolla en la evolución
                  humana  pero  sin  excluir  la  influencia posterior  de  factores  sociales. Podríamos
                  decir que es un producto cultural sobre una base estructural genético-biológica.

                         A efectos psicológicos, la conciencia moral (mediante la internalización de
                  estímulos externos, asimilación y  acomodación) es una función  psico-social  (de
                  base neurológica)  condicionada  por  la  experiencia  subjetiva,  el  aprendizaje y la
                  socialización.

                                “Las normas morales según las cuales evaluamos acciones
                         particulares como moralmente buenas o malas (así como los fundamentos
                         que pueden utilizarse para justificar dichas normas morales) son producto
                         de  la  evolución cultural, no de la  evolución biológica. Las normas de
                         moralidad pertenecen, a este respecto, a la misma categoría de fenómenos
                         que  las  instituciones  políticas y  religiosas o las artes, las ciencias y la
                         tecnología. Los códigos morales, como esos otros productos de la cultura
                         humana son a menudo consistentes con las predisposiciones biológicas de
                         la especie humana y de otros animales. Pero esa consistencia [coincidencia]
                         entre normas éticas y tendencias biológicas no es necesaria ni universal; no
                         se aplica a todas las normas éticas de una sociedad dada, ni mucho menos a
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                         todas las sociedades humanas” .

                         Cuando las condiciones neurobiológicas o psicosociales no son estables, la
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                  conciencia  moral  se  exalta  (fanatismo ),  se  desorganiza  patologizándose
                  (hebefrenia) o se fosiliza dogmatizándose en las ideas recibidas durante la niñez
                  en búsqueda del principio regresivo de seguridad infantil. En estos casos se vuelve
                  desadaptativa apareciendo el trastorno.

                         La  conciencia  de  culpa  es  un  arma  de  doble  filo;  tiene  un  carácter
                  constructivo-adaptativo, conciencia autorreflexiva que permite tomar razón de un
                  fallo, pero también logra alterar psicológicamente cuando  se desborda
                  obsesivamente. Cabría, en ese caso, poner de manifiesto el carácter patologizante
                  de algunas conciencias (conciencia letal-pulsión de muerte).

                         Como  hemos  señalado,  el  concepto  de  conciencia  engloba  la  conciencia
                  sensorial, que permite percibir y procesar información, la conciencia estimativa,
                  que posibilita la autoconciencia y el conocimiento más exacto de las cosas,  y,
                  finalmente, la conciencia reflexiva moral, psicoanalíticamente vinculada al superyó
                  o instancia de la culpa.




                  67  Gutiérrez Fuentes, J. A., Petitbó Juan, A., Puerta López-Cózar, J. L. (2012). Tres preguntas clave sobre la evolución
                  del hombre. Madrid: Ed. Fundación Lilly, p. 14.
                  68  Freud se refiere a la “seguridad triunfalista que presta la conciencia de los prejuicios comunes”, en ¿Pueden los
                  legos ejercer el análisis? Vol. XX, p. 195.
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