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Para el darwinismo ético, el naturalismo y el historicismo, la conciencia
moral tiene un carácter estrictamente natural que se desarrolla en la evolución
humana pero sin excluir la influencia posterior de factores sociales. Podríamos
decir que es un producto cultural sobre una base estructural genético-biológica.
A efectos psicológicos, la conciencia moral (mediante la internalización de
estímulos externos, asimilación y acomodación) es una función psico-social (de
base neurológica) condicionada por la experiencia subjetiva, el aprendizaje y la
socialización.
“Las normas morales según las cuales evaluamos acciones
particulares como moralmente buenas o malas (así como los fundamentos
que pueden utilizarse para justificar dichas normas morales) son producto
de la evolución cultural, no de la evolución biológica. Las normas de
moralidad pertenecen, a este respecto, a la misma categoría de fenómenos
que las instituciones políticas y religiosas o las artes, las ciencias y la
tecnología. Los códigos morales, como esos otros productos de la cultura
humana son a menudo consistentes con las predisposiciones biológicas de
la especie humana y de otros animales. Pero esa consistencia [coincidencia]
entre normas éticas y tendencias biológicas no es necesaria ni universal; no
se aplica a todas las normas éticas de una sociedad dada, ni mucho menos a
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todas las sociedades humanas” .
Cuando las condiciones neurobiológicas o psicosociales no son estables, la
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conciencia moral se exalta (fanatismo ), se desorganiza patologizándose
(hebefrenia) o se fosiliza dogmatizándose en las ideas recibidas durante la niñez
en búsqueda del principio regresivo de seguridad infantil. En estos casos se vuelve
desadaptativa apareciendo el trastorno.
La conciencia de culpa es un arma de doble filo; tiene un carácter
constructivo-adaptativo, conciencia autorreflexiva que permite tomar razón de un
fallo, pero también logra alterar psicológicamente cuando se desborda
obsesivamente. Cabría, en ese caso, poner de manifiesto el carácter patologizante
de algunas conciencias (conciencia letal-pulsión de muerte).
Como hemos señalado, el concepto de conciencia engloba la conciencia
sensorial, que permite percibir y procesar información, la conciencia estimativa,
que posibilita la autoconciencia y el conocimiento más exacto de las cosas, y,
finalmente, la conciencia reflexiva moral, psicoanalíticamente vinculada al superyó
o instancia de la culpa.
67 Gutiérrez Fuentes, J. A., Petitbó Juan, A., Puerta López-Cózar, J. L. (2012). Tres preguntas clave sobre la evolución
del hombre. Madrid: Ed. Fundación Lilly, p. 14.
68 Freud se refiere a la “seguridad triunfalista que presta la conciencia de los prejuicios comunes”, en ¿Pueden los
legos ejercer el análisis? Vol. XX, p. 195.
322| Pedro Rocamora García-Valls