Page 201 - Anales 2-2 -2017
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El problema a plantear es, en primer lugar, qué es y cómo aparece la

                  conciencia moral.  En segundo término  debemos preguntarnos si la conciencia
                  moral, que implica una estimación de los hechos y un posicionamiento psicológico
                  ante ellos,  es una especie de  “mecanismo infalible”  que conduce siempre
                  respuestas adaptativas y normalizadoras para el sujeto, o bien, pudiera producir,
                  en algunos casos, errores y alteraciones psicopatológicas. La contestación que
                  demos a la primera cuestión facilitará la de la segunda.

                         La conciencia, como cualquier proceso biológico, tiene una base filogenética
                  común  pero  sobre  ella, en  un  momento  evolutivo  posterior,  entran en  juego
                  factores  ambientales  que  la  configuran  subjetivamente  en  un  lugar, tiempo y
                  cultura diferentes.  De  ahí que aunque el aparato neurológico estructural de la
                  conciencia sea el mismo para todos los humanos, no lo es  el desarrollo de la
                  función en que la conciencia consiste. Por eso, la conciencia moral es personal y
                  diferente en cada uno de nosotros, porque es el resultado de la experiencia vital, la
                  educación, las creencias y los valores recibidos.

                         Si esa carga referencial y educativa fuese en exceso  represora produciría
                  angustia y llevaría a un trastorno-respuesta de tipo neurótico; si por el contrario
                  fuera demasiado permisiva y no estableciese ningún tipo de limitaciones,
                  conduciría a una personalidad de rasgos perversos.


                  Por  ser  modulable,  la  conciencia  de  igual  manera  que  logra  alterarse  con una
                  vivencia traumática o una educación inadecuada, pues somos lo que la educación y
                  la experiencia social  hacen de nosotros, también cuando estas son  idóneas,
                  consigue equilibrarse. Por eso, en gran medida, la psicoterapia es una pedagogía.

                         Vemos pues que se establece en el proceso descrito una retroalimentación.
                  Por una parte la conciencia desencadena  el síntoma,  por otra, y en su función
                  propioceptiva, lo registra en forma de sufrimiento.

                         Aunque la conciencia moral posee un soporte neurobiológico, se configura
                  y evoluciona sobre las concepciones dominantes del entorno, conciencia social  (la
                  practica  social  determina  el  pensamiento),  y,  por  tanto,  tiene  un  carácter
                                                                                                    69
                  adquirido que irá desarrollándose experiencialmente a lo largo del proceso vital .
                  Su  impronta  (troquelado)  fundamental  se  produce  durante  la infancia y la
                  adolescencia.


                         En suma, la conciencia moral es algo inducido por los  otros desde el
                  exterior.



                  69  De alguna forma, esto ya fue intuido por Ortega en su conocida frase “yo soy yo y mi circunstancia”, que tendría
                  un sentido más psicosocial si la reformuláramos en estos términos: “yo soy yo por mi circunstancia”. También, en
                  esa línea, su raciovitalismo vincula la razón a la vida.

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