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de conciencia. Por todo ello entendemos que la conciencia es una función cerebral,
que lleva a la percepción del entorno y a la cognición de uno mismo, y que se
manifiesta en distintos estados. Esta hipótesis sobre la conciencia no pretende
ser una formulación cerrada sino abierta y supeditada a otros posibles datos
futuros de la neuro-ciencia.
En relación con esto, constatamos que si logra variarse la percepción y/o la
cognición conseguirán modificarse las consecuencias de ellas derivadas, es decir,
la visión de la realidad y el comportamiento. Eso sucede en los estados
excepcionales de conciencia que pueden conducir por una parte al delirio psicótico,
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pero, por otro camino, a la educabilidad e incluso al cambio de la conciencia .
Puesto que sabemos desde Kant que el sujeto cognoscente determina la
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naturaleza del objeto conocido , la conciencia humana no sólo refleja el mundo
objetivo, sino que, además, lo crea (la causa cobra significación existencial desde el
efecto). Es decir, lo existente se construye en la conciencia.
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5. CONCIENCIA MORAL, CULPA Y PSICOPATOLOGÍA
Aunque la conciencia moral integra, junto con la sensorial y la estimativa,
un todo denominado conciencia general, debe ser valorada de forma sustantiva.
A lo largo de la historia del pensamiento, la conciencia moral ha sido
entendida como tristeza por la incertidumbre sobre si la decisión tomada y la
acción realizada fue o no buena, como pena (de ahí viene penitencia) o
arrepentimiento por conductas valoradas como equivocadas; todo ello puede dar
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lugar a la culpa y, finalmente, a la angustia (con frecuencia asociada al miedo ).
La relación entre conciencia moral y angustia fue apuntada por Freud.
Según su tesis, la angustia de la conciencia moral se produce en el yo al tener este
que satisfacer los requerimientos pulsionales del ello, las demandas del mundo
51 Vid. “sugestopedia”, Lozanov.
52 Mediante hipnoterapia, cambio de contexto e información, alteración de la identidad, o por las denominadas
técnicas de control mental o de pensamiento.
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Lo que Kant planteó como una premisa teórica, la neurociencia parece haberlo
demostrado de forma empírica estudiando la representación de la realidad que realiza el cerebro en base a la
información que percibe. Lo que se percibe es una representación (a veces incluso una ilusión alucinatoria) del
cerebro para interpretar, o dar sentido, a la realidad. En ese proceso, la realidad (lo externo, lo de fuera), o mejor
nuestra versión de ella, se “construye” en el cerebro como un “referente convencional” por necesidades de
orientación (arriba/abajo, lejos/cerca) y de entendimiento (nominalismo descriptivo y lenguaje). Por eso los colores
no son propiedades objetivas del mundo exterior que están fuera del cerebro, sino atribuciones y proyecciones del
cerebro ante determinados estímulos en los receptores visuales, es decir, construcciones cerebrales.
54 Véase constructivismo en psicología.
55 La vinculación entre miedo, en su expresión paroxística, y alteración mental es una constante en diversos
trastornos psíquicos, por ejemplo, en las fobias (respuesta de miedo desmedido ante un estímulo o frente a
situaciones que normalmente no se consideran peligrosas).
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