Page 110 - Historia "nobelada" de la Genética
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1946  cuando  Hermann  J.  Muller  fue  galardonado  con  el  premio  Nobel  de  Fisiología  o

               Medicina “por su descubrimiento de la inducción de mutaciones mediante radiación con
               rayos X”; la segunda, en 1993 cuando Michael Smith obtuvo el premio Nobel de Química

               “por su contribución fundamental al establecimiento de la mutagénesis dirigida mediante

               oligonucleótidos y su desarrollo para estudios de proteínas”. La diferencia entre ambas
               aproximaciones a la mutagénesis inducida estriba, como claramente se ve, en que en el

               segundo caso la mutagénesis es dirigida al producir cambios específicos en la secuencia

               de bases del ADN manipulado. En la investigación de Capecchi, Smithies y Evans premiada
               en 2007, aunque no se trata realmente de inducir mutaciones, sin embargo, el resultado

               es equivalente al lograr sustituir por recombinación homóloga en un locus determinado

               un  gen  normal  o  un  gen  mutado  (ratones  knock-out  o  knock-in,  respectivamente).  Su
               investigación ha permitido modificar (sustituir) genes específicos en la línea germinal de

               mamíferos y producir descendencia que lleva y expresa el gen modificado: es la tecnología

               knock-out (Hansson, 2007).

                      La tecnología knockout en ratones tiene dos componentes principales: por un lado,

               el  fenómeno  de  recombinación  homóloga  que  permite  sustituir  un  gen  de  un  locus
               determinado por otra forma alélica y, por otro lado, la utilización de cultivos de células

               troncales  embrionarias  (ES)  para  modificar  la  línea  germinal  de  los  ratones.  Ambos

               aspectos fueron desarrollados por Capecchi y Smithies y por Evans, respectivamente. A la
               hora de explicar en su conjunto cómo se desarrolló la tecnología knockout podría iniciarse

               la  exposición  empezando  por  las  células  troncales  embrionarias  para  seguir  con  la
               recombinación homóloga o, por el contrario, empezar por la recombinación homóloga y

               seguir  con  las  células  troncales  embrionarias  para  terminar,  en  cualquiera  de  los  dos

               casos, en la unión de ambos componentes para llegar a obtener los ratones knockout. En
               mi exposición seguiré la segunda opción.


                      La historia empezó en 1982 cuando Capecchi y colaboradores demostraron que las
               células somáticas de ratón poseen una maquinaria enzimática que actúa de forma eficaz

               en la mediación de la recombinación homóloga (Folger et al., 1982). Ante la posibilidad

               de utilizar esta maquinaria enzimática para inducir la recombinación homóloga entre una
               molécula de ADN introducida en la célula y la misma secuencia presente en el genoma de

               la célula receptora, Capecchi solicitó una subvención a los NIH para ensayar la factibilidad
               de su hipótesis (gene targeting) en células de mamífero. Sin embargo, su solicitud fue



                HISTORIA “NOBELADA DE LA GENÉTICA” (1900-2016)                                        110
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