Page 21 - Balneario de Villavieja
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4.
EL
BALNEARIO


                         Las
aguas
minero‐medicinales
de
Villavieja
se
utilizaban
desde
tiempos
de
los

                  romanos
para
curar
“toda
afección
cutánea”,
según
afirmaba
el
cirujano
Francisco
José


                  de
Lemos,
miembro
honorario
de
la
Real
Academia
de
Medicina
y
demás
ciencias
de

                  Sevilla;
y
en

el
siglo
XVIII
gozaban
de
una
gran
nombradía
en
el
Reino
de
Valencia

                  “siendo
preferibles
estas
(…)
por
la
naturaleza
de
ellas
y
situación
en
que
se
hallan”

                  (10).
Las
aguas
gozaban
de
una
larga
tradición
desde
que
en
1785
las
descubriera
un

                  vecino,
llamado
Francisco
Montón,
cuando
buscaba
agua
para
las
necesidades
de
su

                  casa
que
estaba
situada
en
la
calle
San
José
(11).
El
naturalista
Antonio
José
Cavanilles

                  refiere
que
las
aguas
de
la
Fuente
Calda
eran
de
menor
valor
que
las
de
los
pozos
pero

                  decía
 que
 todas
 ellas
 “no
 han
 contribuido
 poco
 a
 la
 felicidad
 de
 la
 Vilavella,
 y
 por


                  consiguiente
al
aumento
de
su
vecindario,
las
sumas
que
dexan
allí
los
que
acuden
à

                  disfrutar
las
aguas
termales,
bien
conocidas
y
celebradas”(12).
Si
a
principios
del
siglo

                  XVIII
 la
 localidad
 contaba
 con
 40
 vecinos,
 a
 fin
 de
 esa
 misma
 centuria
 tenía
 248

                  mientras
que
si
a
mediados
del
siglo
XIX
la
población
contaba
con
373
vecinos
a
fines

                  del
mismo
ya
constaba
de
2086
habitantes.


                         Francisco
David,
cuando
ejercía
como
médico
titular
de
la
villa
de
Almanzora

                  (Castellón)
 en
 1816
 y
 teniendo
 una
 rodilla
 afectada
 de
 un
 dolor
 reumático
 decidió

                  trasladarse
 a
 Villavieja
 a
 principios
 del
 mes
 de
 julio
 usando
 del
 agua
 caliente
 en

                  chorro
 y
 después
 del
 agua
 fría
 en
 baño,
 regresó
 en
 el
 mes
 de
 septiembre
 para

                  continuar
 con
 el
 tratamiento
 y
 alcanzó
 una
 curación
 total
 (13).
 José
 Cisternes
 y

                  Margarit,
médico
titular
de
Pozuelo
del
Rey
(Madrid)
y
miembro
de
la
Real
Academia


                  de
Medicina
de
Madrid,
situaba
en
1829
la
Fuente
Calda
junto
al
camino
del
valle
del

                  Duque,
en
el
espacio
entre
las
calles
de
la
Fuente
y
de
San
Vicente;
otra
fuente,
de
agua

                  bastante
fría,
enclavada
en
la
parte
opuesta
y
además
las
aguas
termales
que
existían

                  en
diversas
casas
de
los
vecinos
de
todo
el
contorno
(14).
Francisco
Álvarez
Alcalá,

                  Doctor
en
Medicina
y
Cirugía,
en
su
obra
Manual
de
las
aguas
minerales
de
España
y

                  principales
 del
 extranjero,
 publicada
 en
 Madrid
 en
 1850;
 menciona
 el
 agua
 de
 la

                  Fuente
Calda
y
las
aguas
Calientes
de
9
pozos
públicos
(15),
igual
cita
se
halla
en
1851

                  en
la
obra
Novísimo
Manual
de
Hidrología
Médica
Española
de
los
Doctores
José
Pérez

                  de
la
Flor
y
Manuel
González
de
Jonte
(16).


                         El
uso
tradicional
de
las
aguas
minerales
de
Villavieja
y
la
reputación
de
sus

                  baños
 hizo
 que
 fueran
 específicamente
 citadas
 en
 los
 Diccionarios
 del
 siglo
 XIX

                  (Figura
9),
así
Pascual
Madoz
describe
con
gran
pormenor
“los
tan
celebrados
baños


                  de
Villavieja”
como
entre
los
mejores
de
España
“no
solo
por
las
ventajas
materiales,
si

                  que
 por
 su
 hermosa
 situación,
 que
 ofrece
 la
 perspectiva
 del
 mar,
 la
 montaña
 y
 la

                  inmensa
 llanura
 cubierta
 de
 árboles”(17).
 Rafael
 Castillo
 incluye
 una
 voz

                  independiente
para
el
establecimiento
balneario
de
Villavieja,
según
comenta
consta



                      
              María
del
Carmen
Francés
Causapé,
José
López
Guzmán,
María
López
González|19

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