Page 45 - Balneario de Villavieja
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Son
cristalinas,
é
iguales
casi
en
peso
al
agua
destilada,
sin
contener
metal
alguno,
ni
otros
ácidos
que
el
carbónico
y
poco
azufre.
En
invierno
salen
muy
calientes,
pero
en
verano
su
calor
es
igual
al
de
la
atmósfera,
como
lo
hallé
en
Agosto
á
las
9
de
la
mañana,
que
fue
de
24
grados.
Puestas
en
un
vaso
no
despiden
olor;
bien
que
en
las
inmediaciones
del
baño
se
percibe
el
del
azufre.
Mayor
es
el
calor
de
las
del
pozo
llamado
de
Montón
en
la
misma
villa,
siendo
de
34
grados
quando
llega
el
pozal
arriba,
el
qual
será
sin
duda
mayor
en
el
fondo.
Quando
ambas
perdiéron
el
calor
nativo,
se
observa
diferencia
de
peso,
siendo
un
grado
mayor
las
del
pozo,
en
las
quales
se
descubre
porción
de
selenita,
y
por
eso
ni
son
buenas
para
cocer
las
legumbres,
ni
para
desleir
el
xabon.
Aunque
las
aguas
de
la
fuente
no
son
de
aquellas
minerales,
cuyas
eficaces
virtudes
se
hallan
reconocidas,
y
su
calor
es
tan
moderado;
con
todo
es
grande
el
concurso
de
gentes
que
acuden
á
beberlas
y
bañarse.
Se
creen
diuréticas,
sudoríficas,
aperitivas,
anticólicas
y
antihipocondríacas,
corroboran
el
estómago,
excitan
el
apetito,
y
facilitan
la
digestión.
Bebí
de
ellos
con
exceso,
sin
sentir
peso
ni
verme
incomodado,
que
es
la
mejor
prueba
á
su
favor…”
(9).
En
el
Tomo
II,
al
hablar
de
los
baños,
dice:
“Es
sobrado
general
el
abandono
que
reyna
en
las
fuentes
saludables
del
Reyno:
solo
en
Catí
he
visto
una
hospedería
decente.
La
Font
calenta
entre
Chestalgar
y
Chulilla,
Toga,
Navajas,
Montanejos
y
la
Vilavella,
son
sitios
capaces
y
dignos
de
notables
mejoras…”.
Alibert
(11),
en
1826,
comenta
que
en
Villavieja
hay
dos
tipos
de
aguas
termales
diferentes;
la
de
la
fuente
llamada
Calda,
que
nace
en
la
parte
baja
de
la
villa
y
las
aguas
termales
de
los
pozos
que
varios
vecinos
han
construido
en
sus
casas.
Avellán
(12)
por
su
parte,
en
1829,
dice
que
la
Fuente
Calda
se
llama
así
no
solo
por
sus
aguas
más
calientes,
sino
para
distinguirla
de
la
fuente
fría
que
está
situada
a
la
parte
opuesta
de
la
villa;
cita
también
las
aguas
de
los
pozos;
de
los
cuales
el
mayor
y
más
antiguo,
y
que
goza
de
más
crédito
y
reputación
es
el
pozo
Monzón.
Madoz
(20),
en
su
Diccionario
publicado
en
1855,
registró
todos
los
manantiales
conocidos
en
la
época,
descritos
en
distintos
tratados
de
hidrología.
Se
preocupó
de
hablar
de
las
propiedades
físico‐químicas
de
las
aguas.
Al
hablar
de
Villavieja
comenta
la
existencia
de
muchos
manantiales
medicinales
conocidos
en
el
siglo
XIX
y
de
todos,
el
más
importante,
sin
duda,
es
el
de
la
Fuente
Calda.
Pedro
M.ª
Rubio
(22),
en
su
obra
Tratado
completo
de
las
fuentes
minerales
de
España,
publicada
en
1853,
recoge,
entre
los
balnearios
de
Castellón
de
la
Plana,
el
de
Villavieja
de
Nules.
Cuando
habla
de
la
Fuente
Calda
hace
una
serie
de
comentarios.
Dice
que
se
encuentra
en
la
parte
baja
de
la
villa,
y
que
el
terreno
en
que
brota
es
calizo;
la
cantidad
de
agua
que
suministra
esta
fuente,
es
igual
a
la
que
sale
por
un
orificio
circular
de
siete
pulgadas
de
diámetro.
Comenta,
así
mismo,
que
hay
además
otros
manantiales
repartidos
en
diversos
puntos
dentro
de
las
casas
del
pueblo.
Torija
Isasa,
M.ª
E.
et
al.|43